Deva era una perra guapísima que vivía con nosotros en el
Paraíso del Burro durante cuatro meses. Marleen, la dueña del santuario, se le dio a
Deva un hogar lleno de amor después de que ella la encontró en un estado de
hambriento grave. Marleen tuvo que dar a
Deva comidas pequeñas cinco veces al día para incrementar suavemente su peso.
A pesar de su mala salud, Deva se volvió un poco más fuerte
y la belleza de su presencia y el amor incondicional y puro que tenía en su corazón
siempre se mantuvo firme. Lamentablemente Deva murió porque ella era vieja y
tenía problemas grave de salud. Deva fue cuidada y querida por Marleen y todos los voluntarios
que acudieron al santuario mientras vivía allí. Marleen, Catherina, Michael,
Judith, Judith y todas las personas que la conocieron echamos mucho de menos.
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