Era una vez una burrita de
nombre de Rosie que pisaba a la parte delantera de sus cascos – debido a
descuido grave. No pudo andar y se movió muy poco … hasta que nuestro herrador,
Mariano, empezó a recuperarla poco a poco.
Hizo un hierro muy
especial y lo fijó a los cascos con un plástico de molde. Después puso dos tornillos
abajo del hierro para sujetarla mejor. Así que nuestra Rosie de repente estaba
mucho más alta!
Durante las primeras
semanas este cambio la causó bastante dolor. Por eso tomaba calmantes y
medicamentos para hacer más flexibles sus tendones rígidos. Después Mariano sacó los tornillos.
Ahora puede andar mejor y más lejos: si dejamos la puerta abierta, Rosie entra
la finca y anda mucho para encontrar los otros burros!
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